«¡Y llegó! ¡Sí! Llegó el momento, el mío.! ¡SEÑOR! te miré, me miraste, ¿y qué fue aquello?
Ni siquiera sabía cómo te llamabas, pero en ese mismo instante supe que me habías agarrado la mano para no soltarla jamás.
¿Cómo era posible me transmitieras tantos sentimientos a la vez, sin saber realmente a quién tenía delante de mí en ese instante?
Tu misericordia Señor me atrapó
esa fue mi divina salvación
me mostraste el verdadero amor
y sólo así mi alma calmó.
Misericordia Señor
perdonas mis pecados y quitas mi temor.
Bendito tu nombre mi buen Jesús,
amor es lo que derrocha mi corazón,
porque tú eres mi luz,
te acompañaré, mi fe en ti es la razón.
Misericordia Señor
Salvaste mi alma con amor,
seguiré el camino de tu luz.
En tu barrio, de ti nace Misericordia
los percheleros podemos sentirte, sólo basta mirarte
y hoy doy gracias, porque en ese momento cambiaste mi historia,
para mi existe un Dios, y ese eres tú Jesús de la Misericordia.
Siempre se ha dicho que marcan la vida los recuerdos de la infancia, y los míos han quedado clavados en mis entrañas, en mi Barrio de El Perchel.
Barrio de calles con olor a pescado recién sacado de la mar, las mismas calles que en silencio aprendí amar.
Barrio que me vio nacer, crecer, hacerme mujer, donde la muerte ha de acaecer.
Ese barrio al que llevo en mi corazón, y al que tanto tengo que agradecer.
Peregrino en tus balcones quisiera permanecer, para volver de nuevo a mi niñez.
Ancha del Carmen, soberana del barrio, por los percheleros te haces querer, vestida cada jueves Santo con tus mejores galas para florecer.
Plaza de Toros Vieja donde siempre quiero volver para ver a Jesús de la Misericordia y a su madre María Santísima del Gran Poder.
No importa si en Málaga, Madrid o Jerez, ayer, hoy o mañana, me enorgullece llevar por bandera que mi presentación siempre sea, SOY DEL PERCHEL, DE COLORES BURDEOS Y NEGRO ¡SEÑORAS Y SEÑORES SOY DE LA MISERICORDIA Y DEL GRAN PODER!
Las calles del barrio son incapaces de contener la multitud que se agolpa. En ellas se espera, impaciente, la hora exacta en la que el Señor de la Misericordia con su grandeza, esos días, haga que la Calle Ancha del Carmen más ancha que nunca, y su Madre que, entre sedas y bordados, en su catedral de plata navegando sobre una quilla y varales de amor, con su negro manto despida la nostalgia de todos nosotros esparciendo amor por calles de los sueños.
Antes de despertar me despido de ellos hasta el jueves Santo, pero no lo hago sin antes darles las gracias,
Por hacerme tocar la gloria,
por escribir renglones de oro y plata en mi historia
por eso hoy quiero Pregonar en mi dedicatoria
Soy prisionera de El Perchel
Que nadie rebaje mi condena,
vivirá siempre en mi memoria
Porque en la vida esta es mi gran victoria
Tengo Sentimientos de Gran Poder,
Soy de la Misericordia.»
Rocío Tamayo Ramos