Desencadenada la revolución de 1868, que puso fin al reinado de Isabel II y del régimen moderado; así como la proclamación de la I República el 11 de Febrero de 1873; las ideas anticlericales, y la crisis generalizada de la Málaga de los últimos decenios del S. XIX, hicieron muy complicado dotar de continuidad al procesionismo externo de las cofradías malagueñas. Por un lado, existía un clima popular y político poco propicio para procesiones, y por otro, que difícilmente las hermandades podían hacer frente –por sí solas- a los cuantiosos gastos económicos que conllevaba. Con la Restauración monárquica a partir de 1875, volvió un clima conservador más propicio para la revitalización de las hermandades, que poco a poco, fueron sumándose a la Semana Santa.
La Misericordia no fue ajena a ésta revitalización, si bien, tardó aún varios años en poder procesionar a su Sagrado Titular. Y cuando lo hizo, fue en dos años consecutivos: 1886 y 1887; para cesar de nuevo hasta 1894, año en el que se realizó el último desfile procesional de la cofradía en el siglo XIX. A pesar de todas las dificultades que la hermandad tuvo que atravesar en éste difícil período, no dejó de consolidarse y de crecer como corporación cristiana. Como dato curioso, se puede acreditar que en el año 1894, el presupuesto para la salida procesional de nuestra cofradía era el tercero más importante de la ciudad: 1.250 ptas., sólo superado por las de Jesús Nazareno del Paso y María Santísima de la Esperanza (3.000 ptas.) y Llagas y Columna y la Veracruz de San Juan (2.250 ptas.), siendo superior al resto de las corporaciones[1].
Sólo unos años antes (en 1.883), se había consumado el traslado desde la iglesia de San Pedro a la del Carmen, de las dos cofradías instaladas en la primera desde el siglo XVIII: la de Ntro. Padre Jesús de la Buena Muerte y Ánimas y la de Ntra. Sra. de los Dolores (como vimos en el primer capítulo de ésta serie[2]). Ambas cofradías, mientras tuvieron sede canónica en San Pedro, se mantuvieron como hermandades separadas, aunque cada una de ellas, realizó una intensa vida corporativa. Buena fe de ello, lo demuestra que en el siglo XVIII, la primera de ellas tuviera (en 1795) unos ingresos de 8.962,26 reales de vellón; y la segunda, 16.689[3]. En el siglo siguiente (en 1.860) la cofradía de Ntro. Padre Jesús de la Buena Muerte tenía un total de 68 hermanos de cuota[4].
Durante los años de 1894 y 1895[5], realizó su estación penitencial externa, una nueva hermandad o cofradía también salida de la Iglesia del Carmen: N.P. Jesús de la Columna, y que -después- jamás volvería a procesionar de nuevo. Es de suponerse que utilizara para ello, la antigua imagen del Jesús atado a la Columna, de la que nos hablan las guías de fines del XIX y principios del XX, que estaba ubicada en un retablo de la nave del Evangelio. No obstante, es muy poco lo que se sabe de ésta misteriosa hermandad de la parroquia del Carmen, de efímera vida, salvo que su uniformidad estaba compuesta por “túnicas blancas y peto rojo”[6]. Se desconoce quiénes pudieron ser sus promotores, y los motivos que los impulsaron. Lo que está fuera de toda duda es su existencia, dado que la misma quedó fielmente recogida por la prensa de la época.
En cuanto a la Hermandad de la Misericordia, la historia oficial ha venido contando tradicionalmente de nuestra cofradía que desapareció en éste momento histórico (finales del siglo XIX), para volver a aparecer “refundada” en 1.918. Nada más lejos de la realidad histórica. Hoy sabemos por la abundante documentación conservada en los archivos de nuestra ciudad, que la cofradía no dejó de existir en ningún momento[7]. Simplemente, se dedicaron todos los esfuerzos económicos a las actividades de enterramientos, y a los cultos internos. Incluso se puede documentar que en 1915, la Cofradía de la Misericordia colaboró con determinadas actividades llevadas a cabo en la Parroquia del Carmen[8].
Por ello, no es lógico que se hable de “refundación” por la sencilla razón de que la cofradía en ningún momento dejó internamente de funcionar o de ejercer como tal. No tuvo que volver a ser fundada, porque ya lo estaba. Hemos visto su última procesión en 1894, y podemos ver un documento de 1902 comunicando al Gobernador Civil de Málaga la composición de una recién elegida Junta de Gobierno[9] (A). Por lo tanto, lo correcto desde un punto de vista histórico, sería hablar –cuando hablemos de 1918– de una “reactivación penitencial externa” o vuelta a salir a la calle en procesión de penitencia, pero en ningún caso de “refundación” o nueva fundación.
Y ésta reactivación de principios del siglo XX, no ocurre por casualidad, sino que está enmarcada en una revitalización general del fenómeno procesionista en Málaga como consecuencia de diversos factores sociales, políticos, y económicos, donde la Semana Santa se contempla por los comerciantes de la ciudad como un factor más de desarrollo, sobre todo de cara a un turismo –entonces incipiente- al que se pretende atraer a Málaga siguiendo los modelos de otras ciudades andaluzas, concretamente de Sevilla.
En ése momento histórico de principios del siglo XX, las hermandades pasionistas con sede canónica en la iglesia parroquial de San Pedro y Nuestra Señora del Carmen (actual iglesia del Carmen), eran las de Nuestra Padre Jesús de la Buena Muerte y Ánimas y Nuestra Señora de los Dolores[10], y la de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia. Además, estaba la hermandad de gloria de Nuestra Señora del Carmen fundada en el año 1863.
Antes de continuar, convendría hacer un alto, para aclarar dos cuestiones relacionadas con la historia de la cofradía, que desde hace tiempo se debaten y discuten en nuestra corporación nazarena –sin que ninguna de las partes en la mayoría de los casos- aporte pruebas contundentes acerca de ellas.
La primera cuestión, es la procedencia del cariñoso diminutivo de “Chiquito” adjudicada a la venerada imagen de Nuestro Jesús de la Misericordia. Por testimonios orales de antiguos hermanos de la cofradía, se le adjudicaba la paternidad de dicho diminutivo a los vecinos del Perchel en época reciente, más en concreto en los años ’40 y ’50, haciéndose popular entre dichos parroquianos en época de Pepe Tirado como Hermano Mayor. Y esto, es totalmente erróneo. Puede documentarse bibliográficamente que dicha denominación se le viene adjudicando a nuestro Nazareno al menos desde fines del siglo XIX, como demuestra que ya sea denominada así en el Indicador Comercial y Guía de Málaga para 1894 de Muñoz Cerisola[11] (B), y en la Guía de Málaga para 1898, de Ramón A. Urbano[12].
En la primera obra, además, explica que dicho diminutivo no le era aplicado a la imagen que recibía culto en la Capilla del Sagrario y que era titular de la Cofradía de la Misericordia, sino a una pequeña imagen reproducida de la anterior que estaba colocada en la pequeña hornacina ubicada en la fachada principal de la iglesia del Carmen. El segundo libro, sin embargo, no hace referencia a ésta pequeña imagen de la fachada exterior, sino que le adjudica el apelativo a la imagen de culto de la Capilla del Sagrario. En cualquier caso, se demuestra que la utilización ya era corriente a finales del siglo XIX.
La segunda cuestión, es la “misteriosa” procedencia de la palabra Ánimas que forma parte del nombre oficial de nuestra cofradía. Mucho se ha discutido acerca de esto. En opinión de algunos hermanos, se trata sólo de un invento moderno producto de desconocidas circunstancias históricas. Para otros, que la cofradía dispuso dentro de la iglesia del Carmen -después de la Guerra Civil- de un altar considerado como de ánimas. Otros, que sólo se trata de un reciente añadido ficticio al nombre oficial de la cofradía para dotarlo de más abolengo y sofisticación…. Pues bien, nada de eso es correcto. La verdad, es que dicho nombre está más que justificado, a tenor de las antiguas y muy numerosas pruebas documentales y bibliográficas que pueden aportarse. Aquí van algunas de ellas:
Sabemos ya por artículos anteriores de ésta serie, que en el año 1883 se vinieron a la Iglesia del Carmen procedentes de la hasta entonces Parroquia de San Pedro dos hermandades: la de Ntra. Sra. de los Dolores, y la de Ntro. Padre Jesús de la Buena Muerte. Y que un año después, en 1884, ambas cofradías se unieron en una sola con sede canónica en el Carmen.
Ya en “Guías” del año 1903, aparece en la denominación oficial de la Cofradía la denominación de Ánimas. En efecto, en el Anuario Zambrana de 1903[13] (C), en el listado que ofrece de Hermandades y Cofradías se le denomina: Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Buena Muerte y Ánimas y Nuestra Señora de los Dolores. Aunque – en honor a la verdad – dicha denominación de Ánimas nunca se mantuvo constante a lo largo del siglo XX. Ni siquiera en los membretes oficiales de la cofradía.
A partir del reinicio del procesionismo externo en 1918, se le comienza a denominar a ésta hermandad como la de Nuestra Señora de los Dolores, perdiéndose del nombre oficial de la cofradía la advocación de Nuestro Padre Jesús de la Buena Muerte (yo personalmente, soy de la opinión de que se suprimió por la enorme similitud y parecido de su nombre con la advocación del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas de la cofradía de Mena ubicada en la iglesia de Santo Domingo).
Con la fusión ya definitiva de Misericordia con Buena Muerte y Dolores a partir del año 192114, tuvo lugar un proceso de “simplificación” del nombre de la cofradía, que pasó a ser conocida como la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia y Nuestra Señora de los Dolores. Un breve período de tiempo en el que se le denomina como: Muy Ilustre Hermandad de N. P. J. de la Misericordia, N. P. J. De la Buena Muerte y Nuestra Señora de los Dolores (FOTO SALUDA D)para ya por último, a partir de 1926 – año en el que se le cambia la advocación a la Santísima Virgen – denominarse definitivamente como Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia y Nuestra Señora del Gran Poder.
No obstante, se han localizado recientemente documentos oficiales internos o externos de las décadas de los años ’20 y ‘30, en los que aparece intermitentemente la antigua advocación de Ánimas en recuerdo del Jesús de la Buena Muerte nunca procesionado. La existencia –documentable- en estas décadas, de una albacería de culto específica para la imagen del crucificado de Ánimas en la Junta de Gobierno, es un indicio de que la cofradía nunca renunció a la posibilidad de procesionarlo algún día como tercer Titular. La destrucción de la imagen en los sucesos de Mayo de 1931, eliminó cualquier posibilidad de ello. Y poco a poco pasó al olvido, quedando sólo su recuerdo en forma de Santísimo Cristo de Ánimas con la que se ha mantenido hasta nuestros días.
Manuel Molina Gálvez
Archivero-Cronista.
1 Diario “La Unión Mercantil” 27-Febrero-1894. Citado por MATEO AVILÉS, ELÍAS DE. “El mundo cofrade malagueño a principios del siglo XX…..” en “75 Años de la Agrupación de Cofradías”. Pag.47. En éste periódico se citan a Servitas (875 ptas.); Rico, Huerto, Concepción Dolorosa y La Puente (750 ptas. cada una); N.P. Llagas y Columna de Santiago, Humildad, y N.P. de la Columna de El Carmen (625 ptas. cada una), y Esclavitud Dolorosa (500 ptas.).
2 MOLINA GALVEZ, MANUEL. “Apuntes….” Contenido en: “MISERICORDIA. Boletín Informativo de la Real, Ilustre y Venerable Cofradía de Ntro. Padre Jesús de la Misericordia, Stmo. Cristo de Ánimas y Ntra. Sra. del Gran Poder y San Juan de Dios”. Nº 8. Año 2001. Pags 22.
3MATEO AVILÉS, ELÍAS DE. “Liberalismo y Romanticismo (1845-1874)”. Contenido en “Semana Santa en Málaga”. Vol. III; Málaga, Arguval, 1987; p. 113.
4MATEO AVILÉS, ELÍAS DE. Op. Cit.; p. 146.
5MATEO AVILÉS, ELÍAS DE. Op. Cit.; p. 151.
6MATEO AVILÉS, ELÍAS DE. “Intentos de recuperación y crisis finisecular (1875-1920)”. En “Semana Santa en Málaga”. Málaga, Arguval, 1.987. Vol. III; p. 170.
7 Así lo confirman numerosos documentos de la cofradía entregados en el Gobierno Civil de Málaga y en el Archivo Municipal de Málaga, como comunicados con los miembros electos de Juntas de Gobierno, solicitudes y permisos para cabildos y reuniones, informes policiales, etc. Copias de éstos documentos, están depositados en el Archivo de la Misericordia.
8 Hojitas parroquiales del Carmen nº 27 del 7 de Marzo de 1915 y nº 46 del 21 de Mayo de 1916. Archivo de D. Narciso Díaz de Escovar. Caja nº 58. Legajo nº 3-6. En ellas se cita a la Hermandad del Señor de la Misericordia como una de las presentes en una Asamblea Parroquial.
9 Archivo del Gobierno Civil de Málaga. Legajo de Cofradías y Hermandades. Carpeta Misericordia.
10 ANUARIO ZAMBRANA. Guía del forastero en Málaga e Indicador General de la Provincia. Año IV. 1903. Málaga, Tip. Zambrana Hermanos, 1903; pag. 60.
11 MUÑOZ CERISOLA, NICOLÁS. Indicador Comercia y Guía de Málaga para 1894. Málaga, s.e., 1894; pag. 20.
12 URBANO, RAMÓN A. Guía de Málaga para 1898. Málaga, Librería José Duarte, 1898; pag. 75.
13 ANUARIO ZAMBRANA. Guía del forastero en Málaga e Indicador… Opus Cit.
14 En éste año, las dos cofradías fueron representadas en la fundación de la Agrupación de Cofradías por un solo Hermano Mayor (D. Francisco de Asís Cabrera Anaya), y como una cofradía de “dos Tronos”.