Una vez fundada la Hermandad en 1864, el intenso trabajo de sus cofrades durante el primer año de existencia, hizo posible que en la Semana Santa de 1865, se realizase la primera salida penitencial externa de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia. Incluso antes de efectuarse, la prensa ya recogía con expectación la incorporación de dicha hermandad al concierto procesional malagueño[1], diciendo textualmente: “Se da como positivo, que la Hermandad de Ntro. P. Jesús de la Misericordia, sacará en procesión el Jueves Santo a dicha soberana efigie, que se venera en la iglesia del Carmen. Añádese que éste acto se verificará con bastante ostentación”.
El primer desfile procesional de la Cofradía de la Misericordia se inició a las cinco y media de la tarde del Jueves Santo 13 de Abril de 1865. Su itinerario recorrió las calles Ancha del Carmen, Pasillo de Sto. Domingo, Puente de Tetuán, centro de la Alameda, Puerta del Mar, Calle Nueva, Plaza (actual Plaza de la Constitución), Santa María, Catedral, San Agustín, Granada, Plaza de Riego (actual Plaza de la Merced), Alamos, Torrijos (actual Carreterías), Compañía, Santos, San Juan, Plazuela del Mar, Alameda, Puente de Tetuán, Calle del Carmen y a su iglesia[2].
El día amaneció lluvioso, pero hacia el mediodía aclaró y las hermandades pudieron efectuar sus salidas penitenciales por la tarde. Aquel día, procesionaron tres cofradías: la Misericordia, de la iglesia del Carmen; la de Jesús Nazareno, de la iglesia de San Juan; y la de Ntro. Padre Jesús de la Sangre, de la Merced. Todas ellas llevaban bandas de música, piquetes de caballería delante y escolta de tropa.
Con respecto al desfile de la Misericordia decía la prensa de la época[3]:
“… es la primera vez que se verificaba, y se hizo notar tanto por su numeroso acompañamiento de hermanos y el buen orden que llevaban, como porque todos estos iban vestidos de nazarenos con trages(sic) uniformes todos nuevos, de veludillo morado, cinturón galoneado en oro y coronas de espinas y escudo en el pecho de plata o metal blanco.”
Lamentablemente, ésta primera estación penitencial, no estuvo exenta de problemas causados por la lluvia, recogidos con algún detalle en los periódicos[4]:
“Salieron todas perfectamente y anduvieron así mucha parte de la estación y hubieran lucido mucho en toda ella, pero desgraciadamente a la mitad de la carrera empezó a llover en abundancia. Las procesiones se desorganizaron, como es consiguiente, hubo que poner a las efigies por algún tiempo a cubierto de la lluvia, y por último, fueron conducidas de nuevo a los templos deprisa ya, y como mejor fue posible. Verdaderamente ha sido mucho de sentir este contratiempo”.
Efectivamente, el fuerte aguacero caído cuando las procesiones estaban a mitad de camino, hizo buscar a las hermandades y a los espectadores un lugar donde refugiarse. Continúa diciendo la prensa[5]: “ El Señor de la Misericordia fue llevado a la iglesia de la Aurora del Espíritu Santo (antigua iglesia ya desaparecida que estaba ubicada en la esquina de calle Alamos con Plaza del Teatro) pero no pudiendo entrar por la puerta, lo introdujeron en una casa próxima al Arco de Buenaventura. Cuando aclaró un poco, fue conducida la imagen a su iglesia no sin gran trabajo y fatiga de los hermanos correonistas”.
Respecto a los elementos patrimoniales y enseres procesionados por nuestra hermandad en éste primer desfile penitencial de 1865, las fuentes periodísticas son sumamente escasas en datos; y las documentales o gráficas, prácticamente inexistentes, por lo que es imposible precisar las características de los mismos. No obstante, como hemos visto, el hecho de que la imagen del Nazareno no pudiera ser introducido en la iglesia de la Aurora del Espíritu Santo (al no caber por la puerta), induce a pensar de que -al menos– iba dispuesta sobre un trono, que aunque desconocemos cual pudiera haber sido, es muy poco probable que se tratara de la peana de carrete barroca de camarín del siglo XVIII destruida posteriormente en 1931. Si ésta hubiese sido procesionada, difícilmente hubiese sido omitida por la prensa la presencia de una pieza artística tan meritoria y espectacular. Lo más probable es que la imagen fuese dispuesta en una simple peana sobre mesa de transporte dotada con varales.
Nada sabemos tampoco del resto de los enseres procesionales, aunque lo más lógico es que los mismos fueran parecidos a los que procesionaban otras cofradías malagueñas. Tal como recoge la prensa ya citada[6], sabemos con seguridad, que las túnicas de los nazarenos eran “todas nuevas, de veludillo morado, con cinturón galoneado de oro y corona de espinas y escudo en el pecho de plata o metal blanco”, con la efigie del nazareno.
En una época (segunda mitad del siglo XIX) en la que la uniformidad de las procesiones era bastante escasa, y el comportamiento de los nazarenos, penitentes, y portadores dejaba mucho que desear en ocasiones, no es poco mérito el salir por primera vez, y conseguir los unánimes elogios que los medios de comunicación le dedicaron al primer desfile penitencial de la Hermandad de la Misericordia. Ello nos hace suponer, que la seriedad de la que hizo gala, su organización, y el patrimonio artístico en él presentado, fuese muy similar al de otras corporaciones ya existentes, e incluso, en cuanto a uniformidad se refiere, superior a alguna de ellas.
Respecto a éste primer desfile procesional de la Misericordia de 1865, existe desde antiguo una leyenda atribuida a nuestra cofradía que conviene aclarar. Se trata de la supuesta muerte de dos correonistas del trono, que “murieron reventados” por el enorme peso del trono al llegar a la puerta de la Catedral; un accidente que –según cuenta la tradición- dio lugar al año siguiente, a una petición por parte de la cofradía al Sr. Obispo para no efectuar la estación penitencial en la Catedral. Es cuanto menos sorprendente que se haya mantenido durante tanto tiempo ésta leyenda, que a todas luces, no tiene el más mínimo viso de realidad. En el supuesto caso de que dicho accidente hubiese tenido lugar, no cabe la menor duda de que la prensa de la época lo hubiese recogido, y no es así.
El diario “La Unión Mercantil” del 16 de Abril de 1865[7], unos días después de haberse verificado el desfile penitencial, publicaba una detallada descripción del mismo –como hemos visto– en el que recoge los inconvenientes producidos por el fuerte aguacero caído cuando la procesión marchaba por calle Álamos. Así como el que el trono tuviera que refugiarse en una casa cercana a la Plaza del Teatro, hasta que amainó la lluvia, y la posterior –y por ello muy retrasada- vuelta a su sede canónica de la Iglesia del Carmen “deprisa ya, y como mejor fue posible”. A las otras dos hermandades que salieron aquel nefasto día, les cogió la lluvia en Puerta Nueva, y ambas refugiaron también a sus Titulares “… metiendo a Jesús Nazareno (de San Juan) en la Posada llamada de San Rafael y al Cristo de la Sangre en el Café del Suizo. Ésta efigie fue conducida a su iglesia, no así la de Jesús Nazareno, que en vez de ser llevada a San Juan volvió a Santo Tomé”.
Por otra parte, en un artículo de prensa muy posterior (al parecer de principios de siglo XX, aunque de fuente y fecha desconocida)[8], firmado por el entonces cronista de la ciudad de Málaga don Joaquín María Díaz Serrano, se recoge también el incidente de la lluvia y el refugio temporal del Señor de la Misericordia en la casa próxima al Arco de Buenaventura, diciendo textualmente: “Cuando aclaró un poco fue conducida la imagen a su iglesia no sin gran trabajo y fatiga de los hermanos correonistas”, pero no hace la más mínima mención al accidente. Como vemos, sólo hace referencia al “gran trabajo y fatiga de los hermanos correonistas”. Cuando apretó la tormenta, la cofradía ya había efectuado su estación penitencial en la Catedral, y continuado su itinerario procesional, viniendo ya de vuelta hacia su templo. Si el suceso hubiese tenido lugar a las puertas de la Santa Catedral Basílica de la Encarnación, necesariamente debió de ser contemplado por numerosos testigos, lo que –a buen seguro- nos hubiese llevado el asunto a la prensa. Es prácticamente impensable, que un hecho tan trágico como la muerte de dos correonistas o portadores de trono pasase desapercibido para las crónicas periodísticas de aquel año.
Hasta el momento presente, la primera referencia al asunto de las dos muertes de los correonistas en 1865, la da don Narciso Díaz de Escovar en un artículo sin fecha de la serie “Efemérides Malagueñas” en el que cita como fuente de procedencia de esa noticia al “ilustre literato” señor Loigorry de Pereda[9]. A pesar de la intensa búsqueda efectuada, ha sido imposible hallar ningún dato acerca de éste supuesto “literato” – tal como lo define don Narciso -. Nada sabemos de su vida, ni de su obra literaria. Tampoco de cual pudo ser su vinculación con la Semana Santa malagueña en general, ni con la Cofradía de la Misericordia en particular. Ni por supuesto, cual pudiera haber sido su fuente de información o el origen del supuesto acontecimiento trágico.
Por todo ello, me inclino a pensar que tal suceso, bien pudiera haber sido una fábula – de origen incierto – que fue recogida en última instancia por éste supuesto literato, que fue – a su vez – inspiración para don Narciso Díaz de Escovar. A partir de la cita de éste último, en ninguna de las revistas o periódicos consultados, que recogen asuntos sobre la Semana Santa malagueña en los años posteriores inmediatos, se habla de ello, hasta que en la revista “La Saeta” de 1922[10] (seguramente recogido de don Narciso Díaz de Escovar), aparece de nuevo una mención a éste lamentable y poco creíble suceso. El cual, partir de entonces, quedó irremediablemente vinculado con la historia de la cofradía, pasando a formar parte de la historia oficial y “oficiosa” de la misma.
En los tres años siguientes (de 1866 a 1868), la cofradía volvió a realizar su desfile procesional con normalidad, introduciéndose poco a poco en el cortejo, algunos cambios y mejoras patrimoniales y de vestuario. En cualquier caso, el progreso en todos los sentidos del cortejo penitencial fue evidente.
Para el cortejo procesional del año 1867, se introdujo un cambio en la uniformidad de los nazarenos. Se sustituyeron los “botillos” utilizados los dos primeros años, por unas “medias de color carne y sandalias con correas”, para conseguir con ello “… un mayor realce y armonización con las túnicas de terciopelo que visten todos los penitentes”[11]. En 1868, la novedad fue el lucimiento – por parte de los nazarenos – de unos “cirios rizados” que llamaron mucho la atención, por lo peculiar de los mismos, y su rareza dentro del concierto procesionista malagueño(12).
Por otra parte, es curioso observar cómo en éstos iniciales cortejos procesionales de la Misericordia en el siglo XIX, aparecen ya dos elementos que forman parte de la historia tradicional de nuestra corporación nazarena. El primero de ellos, es la utilización de bengalas en algún momento de la estación penitencial. Efectivamente, se puede acreditar que en una fecha tan temprana como el desfile procesional de 1866, en la Misericordia “… en diferentes puntos de la estación… , se encendieron luces de bengala que producían un excelente efecto” [13]. El segundo, es la presencia de militares y cuerpos de seguridad en nuestro cortejo. Por las crónicas de prensa contemporáneas[14], sabemos de la presencia de “25 soldados” en la procesión de 1867, que llevaron un hacha cada uno. Otras 25 hachas se quedaron sin poder salir – pese a estar preparadas – por falta de soldados que las llevasen. Al año siguiente (en 1868) la prensa[15], menciona que en el cortejo procesional “… delante de la Imagen, lucía un gran número de blandones llevados por individuos de la fuerza de mar y tierra de ésta plaza”. Además de “…dos bandas militares y una buena orquesta…”. Aunque no se especifican con exactitud cuales eran los cuerpos militares presentes en el cortejo, es lógico suponer que pertenecieran a algunas de la unidades militares con sede en ésta plaza[16]. En cualquier caso, no deja de sorprender la presencia en nuestra procesión de fuerzas de la Marina de Guerra, en una fecha tan temprana como el año 1868.
En cuanto al día de salida, en el siglo XIX fue desde el principio el Jueves Santo, y aunque –como hemos visto- en 1865 la salida se efectuó a las 17,30 horas, en los años siguientes estuvo sujeta a ligeras variaciones (en 1866 se fijó a las 17’00[17]; y en 1.867, salió a las 18’00 horas[18]. Los itinerarios seguidos por el cortejo procesional, en éstos primeros años, estuvieron en cambio, sujetos a numerosos cambios.
Manuel Molina Gálvez
Archivero-Cronista.
1 Diario “El Avisador Malagueño”. Sábado, 11 de Marzo de 1865; pag. 3. (Archivo de D. Narciso Díaz de Escovar. Fundación UNICAJA).
2 Diario “El Avisador Malagueño”. Martes, 11 de Abril de 1865, p. 3; y Jueves, 13 de Abril de 1865, p. 3 (Archivo de D. Narciso Díaz de Escovar. Fundación UNICAJA).
3 Diario “El Avisador Malagueño”. Domingo 16 de Abril de 1865; p. 4.
4 Diario “El Avisador Malagueño”. Domingo 16 de Abril de 1865; p. 4.
5 DÍAZ SERRANO, JOAQUÍN MARÍA. “De la Málaga Antigua. Las procesiones de Semana Santa desde el año 1851 al 1865”. Recorte de prensa de fuente y fecha desconocida.
6 Diario “El Avisador malagueño” de los días 11, 13 y 16 de Abril de 1865.
7 Diario “El Avisador Malagueño”. 16 de Abril de 1865; p. 4.
8 Archivo D. Narciso Díaz de Escovar. Museo de Artes Populares. Fundación UNICAJA. Una fotocopia del mismo se encuentra en el Archivo de la Hermandad de la Misericordia. Colección de Recortes de Prensa 1865.
9 Artículo firmado por Narciso Díaz de Escovar bajo el título de “Efemérides Malagueñas”, y publicado en una fuente y una fecha desconocida, pero posterior seguro a 1.916, dado que en él se cita como Hermano Mayor al señor Cabeza Anaya, y éste fue elegido en ése año.
10 Revista “La Saeta” Año I, nº1. Málaga, 9 de Abril de 1922.
11 Diario “El Avisador Malagueño”. Domingo, 21-Abril-1867; p. 2
12 Diario “El Avisador Malagueño”. Domingo, 12-Abril-1868; p. 3
13 Diario “El Avisador Malagueño”. Domingo, 1-Abril-1866; p. 3
14 Diario “El Avisador Malagueño”. Domingo, 21-Abril-1867; p. 2
15 Diario “El Avisador Malagueño”. Domingo, 12-Abril-1868; p. 3
16 BRETÓN GARCÍA, ALICIA. “La Gloriosa en Málaga…”. Málaga, s.e., 1986. Según ésta autora, en 1868 las dos unidades militares de guarnición en Málaga eran el Regimiento de Infantería Aragón, y el Regimiento de Infantería Princesa.
17 Diario “El AvisadorMalagueño”. Jueves, 29-Marzo-1866; p. 4
18 Diario “El Avisador Malagueño”. Domingo, 21-Abril-1867; p. 2